Descripción
La miel de Ulmo o Eucryphia cordifolia, es nativo de Chile y Argentina. Se destaca por su sabor único y propiedades medicinales.
Aroma:
Las mieles monoflorales de ulmo, se caracterizan por sus atributos sensoriales que recuerdan al anís y al jazmín, debido principalmente a la presencia de isoforona y cetoisoforona.
Color:
En cuanto al color, la miel de ulmo presenta un rango que varía desde el ámbar extra claro hasta el ámbar claro, situándose generalmente entre los 45-55 mm en la escala Pfund.
Sabor:
El sabor de la miel de ulmo es notablemente floral, con una intensa cremosidad en el paladar. Es una miel dulce que, además, puede exhibir delicadas notas de vainilla perfumada. Adicionalmente, tiene una tendencia a cristalizar, lo que puede convertirla en una miel más cremosa si se almacena en condiciones frescas; sin embargo, si se mantiene en un ambiente más cálido, permanecerá en estado líquido.
Características fisicoquímicas referenciales:
Humedad: 17,9-19,8 %
Contenido de HMF: 8,5-26,6 mg de HMF/kg de miel
pH: 4,27-4,88
Acidez libre: 25,0-37,5 miliequivalentes de ácido/kg de miel
Contenido de azúcares: 80,7-82,5 % de glucosa
Proceso de recolección:
La recolección de la miel de ulmo se lleva a cabo durante la temporada de floración del árbol, generalmente en verano y otoño. Las abejas, recolectan el néctar de las flores del ulmo y lo transportan de regreso a la colmena, donde es procesado y almacenado en los panales. Posteriormente, se recolectan los panales y se extrae la miel mediante métodos de centrifugado en frío.
Propiedades medicinales:
La miel de ulmo posee actividad antibacteriana contra Escherichia coli, Salmonella enterica sv. typhi, Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes y Pseudomonas aeruginosa. Además, tiene actividad fungicida contra los géneros Mucor, Rhizopus, Aspergillus, Candida y Penicillium.
Almacenamiento y conservación:
Para un almacenamiento óptimo, la miel de ulmo debe guardarse en recipientes herméticos en un lugar fresco y oscuro para preservar su frescura y sabor. Es crucial protegerla de la luz solar directa y de fuentes de calor, a fin de evitar la degradación de sus propiedades. Si se almacena adecuadamente, la miel de ulmo tiene una larga vida útil y, adicionalmente, no requiere refrigeración.
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